Sonia Barbosa es una conductora de autobús asturiana que no recuerda cómo era su vida antes de comprarse su primera moto. “Hace 12 años las motos me daban muchísimo miedo. Pero un día tuve que viajar a Orense con una amiga en su moto (cuatro horas del tirón porque le dije que no me iba a bajar) y me encantó la sensación”. Se compró una Ducati Monster de 600 antes de sacarse el carnet y su estatura, 152 cm, hizo que lo pasara muy mal. Finalmente, y tras las duras palabras de su profesor de autoescuela que no apostaba mucho por ella, se sacó el carnet de moto.
“Hay un antes y un después en mi vida. No recuerdo cómo era mi vida antes de tener moto”, comenta Sonia que, sonriendo, nos cuenta cómo fue su primer viaje en moto: “A los 5 meses de sacarme el carnet decidí ir con mi moto desde Avilés hasta Portugal. Para mí salir de Asturias ya era una aventura. Cuando pisé León para mí ya era una gran hazaña y cuando llegué a Aveiro, mi familia se echó las manos a la cabeza. Ahí supe que yo lo que quería era viajar. Esas 6 horas me supieron a poco. Yo quería más”. Y vaya si dio más…
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Cruzando el charco en moto
Para su siguiente viaje cruzó el charco. En 2016 tenía que entregar una bandera de Avilés a la alcaldesa de San Agustín de la Florida para hacer un hermanamiento entre las dos ciudades. Recorrió toda la Costa Este desde Lancaster hasta San Agustín de la Florida. Fue algo muy emotivo.
En 2017 Sonia viajó hasta Alaska desde Los Ángeles: “uno de mis próximos viajes será Patagonia que será un poco como el complemento al viaje de Alaska para poder hacer toda la parte de Sudamérica”.
Y llegó un momento en el que decidió que lo que quería era dar la vuelta al mundo. “Nada más llegar de Alaska estaba sentada en el ordenador y vi un artículo de Miquel Silvestre a quién le agradezco esta idea que fue lo que me impulsó a superarme. Entonces vi lo que él llama “La vuelta al Mundo Posible” y me puse a leer. Él lo que plantea son tres etapas: de aquí a Kirguistán, a allí a Vladivostok que es dónde está mi moto ahora y Vancouver Nueva York. Esto orientado a gente que, como yo, tiene un mes de vacaciones al año”.
Comienza la vuelta al Mundo en moto
El año pasado, en plena pandemia, Sonia cogió su BMW F 650 GS y comenzó una aventura. Sin querer completó dos etapas de la vuelta al mundo: “yo no lo sabía ni que iba a llegar hasta Vladivostok. Salí del garaje de mi casa el 31 de mayo del año pasado con la intención de empezar la vuelta al Mundo sin saber hasta donde podía llegar por culpa de la pandemia. Fui atravesando Italia, Grecia, Bulgaria, Rumanía, estuve en Ucrania y luego ya pasé a Rusia. Cuando entré en Rusia tuve que llamar a mi empresa porque necesitaba algunos días más de vacaciones. Fueron 25 días para atravesar Rusia. En total hice 39 días de viaje, 34 de ellos en moto. Paré a descansar solo 5 días, unos para descansar y otros de manera obligada como cuando averié en San Petersburgo me tuvieron que arreglar la moto. De San Petersburgo a Vladivostok fueron 11.000 km. Fue duro. Rusia no me gustó. Las zonas de Moscú y San Petersburgo me resultaron muy frías, cosa que no me pasó, por ejemplo, en Siberia. Allí los moteros me ayudaron muchísimo. Hay muchísima unión entre los motoclubs. Se conocían todos entre ellos, se comunicaban, sabían que yo iba a llegar y me esperaban para recibirme… Eran muy amables”.
Este año Sonia tiene un reto, que no es otro que terminar la tercera etapa para completar la vuelta al mundo. “De Vancouver quiero llegar a Nueva York y finalizar levantando las manos en Times Square. A partir de ahí, como te comentaba, quiero bajar hasta la Patagonia y recorrer toda Sudamérica”.
Pero, ¿sabéis qué es lo bonito de Sonia? Que tiene un diario en el que va contando, cada día, todo lo que le ha ocurrido (y os aseguro que no es poco…). Durante la entrevista nos contó un montón de anécdotas que no os vamos a desvelar porque las cuenta con más detalle en su libro que podéis adquirir desde este enlace.
Sigue disfrutando de esta pasión con la misma ilusión que desprendían tus ojos mientras charlábamos, Sonia. En MiMoto Parking siempre tendrás un sitio para mantener a salvo a tus pequeñas.